Es un título poderoso para recomenzar las reseñas de libros tras un periodo estival en el que el blog se ha venido alimentando con mis poemas que, por supuesto, espero que no solo os hayan gustado sino que os hayan conmovido.
Esta novela de Dostoievski, al igual que toda su obra literaria, pone al ser humano frente al sufrimiento, para medir la profundidad de su alma, aun que en este caso, a través del protagonista, Raskolnikof, el autor explora la psicología humana hasta límites insospechados, obsesivos, en medio de un ambiente de miseria en la San Petersburgo de los zares del siglo XIX.
Dostoievski escribe sin concesiones. Su estilo es directo, utilizando el lenguaje como un cuchillo, como un puñal. No hay plasticidad. No hay esteticismo. Solo está el espejo de la vida, en el que se miran los personajes como si se desnudase su alma. El novelista escribe para el espíritu, buscando la profundidad humana, colocando a sus personajes frente a la desgracia, frente al fatalismo de la vida.
No diré más. No desvelaré los entresijos del libro. El relato debe fluir y nosotros con él, adentrándonos en rincones oscuros que tal vez también tenemos nosotros en nuestra conciencia y a los que nos da miedo asomarnos. Genial Dostoievski. Una novela inolvidable.
Hay muchas ediciones de todo tipo de esta novela universal. Os dejo la portada de la que tiene RBA.
Fernando Alda Sánchez
No hay comentarios:
Publicar un comentario