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sábado, 3 de agosto de 2019

Mujer enamorada

Siempre abandonada su alma

en veredas de tristeza, caída
entre espinas o flor de enhebro;
la vida el inicio de una llaga, y la muerte
en los ojos vestía su negro fulgor.
¿Quién hizo renacer en ti el amor
bajo los tilos? ¿Quién el lucero
ardiente que tus senos alumbró?
Y ahora en la mirada los cisnes
han prendido su plumaje, y en los labios
la sombra del cerezo,
y en el vientre el albo aroma del limonero
dejaron memoria: ¿Cruza el cielo
alegría o es el canto de tu voz?


Fernando Alda Sánchez

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