Buscar este blog

miércoles, 16 de junio de 2021

Memoria de los calendarios, 1

 


          Inicio hoy la publicación en el blog de mi libro de poemas "Memoria de los calendarios", tras haberlo enviado a diversas editoriales, en las que en todas o me pedían algún tipo de ayuda oficial o bien me proponían directamente la autoedición, cuando no era la callada por respuesta. Siendo todo ello muy respetable, pero careciendo tanto de lo primero como de fondos para afrontar lo segundo, por encontrarme en paro, buscando trabajo, he optado por dar salida a estos versos, en estos tiempos convulsos para la poesía, para que el lector pueda tener conocimiento de ellos y vuelen libres y sin ataduras o hierros y prisiones. La fortuna viene adversa, pero confío en que se torne favorable, como el viento, que gira en las veletas y en las rosas, y nos lleva a todas partes, aunque sea dando un rodeo, acaso como vamos a Roma o regresamos a nuestra particular Ítaca, en la que nos esperan quienes tanto nos aman. Con vosotros, mis queridos lectores, comparto poemas y poesía.



A Yolanda, Manuel, Elvira e Irene,
por todo





"Ahora se
cuándo será la última mañana,
cuándo la luz
dejará de ahuyentar el amor y la noche,
cuando la somnolencia será eterna,
únicamente un sueño inagotable"

Novalis






1

Cómo contar los días,

o las horas que vienen muertas,
si no hay memoria
de los calendarios,
si el aire está lleno de humo
que ciega los ojos
y en los dedos crece el hielo
de la discordia.
No será ésta la jornada
en la que el alero de la mañana
deje posarse a las calandrias
que habitan insomnes
entre la luz, su vuelo
lento, inconsútil,
como la ventana con los cristales rotos
desde la que te asomas
a las estancias de la plenitud,
parco sustento, acre
aroma, la estatura
del ser, la equidistancia
entre las flores, el pulso yerto.
Sueñas paisajes cinerarios,
corolas, helechos, el manar
cautivo de una  fuente
entre juncos,
un verdor de alcoba,
el éxtasis del idioma
que va nombrando
lugares, calles,
caminos de sombra
y piedra, como
un planisferio de olvidos,
el amargo helor de la ausencia.
Y así, el recuerdo,
la melancolía en ascuas,
un torpe existir
de anémonas y saurios,
en el fondo de los vasos
en los que te bebiste la vida.
Ven ahora, cree,
asciende a la altura
que marcan estos versos
mientras los escribes
y eres, más allá
de las esquinas y de los balcones,
la mirada del retorno,
el triunfo de lo vencido,
un paseo por el enardecido
abandono que reina
en el Jardín de las Hespérides.

Nota al margen:
Ahora escribes,
mañana no lo sabes,
cuando el carro del sol
se eleve por encima
del horizonte
y de todas las derrotas.

Fernando Alda



No hay comentarios:

Publicar un comentario