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jueves, 10 de junio de 2021

Cuando estés lejos...



 Cuando estés lejos, recuérdanos

siempre... es la oración
que en hora imprecisa de la madrugada
alzan a los luceros los amores
perdidos, los hijos que aguardan
el beso de su padre, las amistades
recobradas a lo largo de los años.
Cuando estés lejos
tendrás memoria de nosotros,
brindaremos con el fulgor 
de cálidos vinos tintos
por las batallas que perdimos y quisiéramos
haber ganado. Seremos 
alma, el perfil
de la certeza, el abrazo
inmortal que deseamos cada noche.
Cuando estés lejos recuerda
las conversaciones, los amaneceres,
los apretones de manos, las imágenes
empañadas que permanecen
incólumes en los espejos,
la risa poderosa que invita a vivir,
recuerda el galope del viento
llamando en las ventanas,
el éxtasis del tiempo, la plenitud
intachable del mediodía.
Cuando estés lejos, recuérdanos
siempre... Desde la torre 
vigía, desde las colinas
en las que crecen
la mandrágora
y el eléboro, desde el confín
imaginario de lo que acontece en el corazón.
Recuérdanos tal como somos,
un surco en la arena
mojada, la carta que no acabamos
de escribir en aquella tarde
espléndida bajo los tilos,
la estrofa suelta que no encuentra
acomodo en un poema
tristísimo, el punto y aparte
en un discurso demasiado extenso.
Ten memoria de nosotros,
pues de lo contrario no seremos.
Cuando estés lejos...

Fernando Alda



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