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lunes, 27 de mayo de 2019

"Hijos de la ira"

"Madrid es una ciudad de más de un millón
    de cadáveres (según las últimas estadís-
    ticas).
A veces en la noche yo me revuelvo y me
     incorporo en este nicho en el que hace
     45 años que me pudro,
y paso largas horas oyendo gemir al hura-
     cán, o ladrar a los perros, o fluir blanda-
     mente la luz de la luna".

   Así comienza el poema titulado "Insomnio", que abre el poemario "Hijos de la ira" (1946), de Dámaso Alonso, poeta y filólogo, presidente de la Real Academia de la Lengua Española, miembro de la Generación del 27. Si mal no recuerdo lo leí allá por el año 1981, por supuesto, en Madrid, por lo que el poema (y por supuesto el libro) me causó una profunda impresión. Personalmene considero que "Hijos de la ira" es uno de los mejores libros de poemas en lengua española. Qué recuerdos me vuelven ahora a la mente al abrir las páginas del libro, releer al azar algunos de sus poemas, y volver a sentir la admiración que en su día me inundó las venas y los tuétanos.

    Es poesía humana, humanizada, con profundas raíces en los mejores poetas españoles, a los que Alonso concede un aire nuevo, con un arte poético que nos transporta a regiones insospechadas, a lugares del alma a los que no iríamos sin compañía. Como el propio Dámaso dijo, es un libro de protesta, contra todo y contra nada, en unos años en los que nadie podía protestar, en medio de una atroz posguerra civil española,  y tras la Segunda Guerra Mundial. Tiempos de tinieblas, tiempos oscuros. Es un libro de indagación personal, escrito con la crudeza de un lenguaje que alcanza altas cotas de expresión estética.

   De honda religiosidad en alguno de sus poemas, el titulado "De profundis" resulta desgarrador:

"Si vais por la carretera del arrabal, apartados, no os
    inficione mi pestilencia.
El dedo de mi Dios me ha señalado: odre de putre-
facción quiso que fuera este mi cuerpo,
y una ramera de solicitaciones mi alma,"(...)

Aunque pese a  tanta visión negativa, termina afirmado 

"Pero te amo,
pero te amo, frenéticamente.
¡Déjame, déjame fermentar en tu amor,
deja que me pudra hasta la entraña,
que se me aniquilen hasta las últimas briznas de
   mi ser,
para que un día sea mantillo de tus huertos!".

    Tengo en la biblioteca de casa la séptima edición de "Hijos de la ira" en la editorial Espasa-Calpe,  Colección Austral, del año 1979, número 595. La misma editorial tiene disponible esta obra que se encuentra en internet y librerías, en una edición con nuevo diseño, más actual.


Fernando Alda Sánchez




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