Luz del Sur, un luminoso
balcón que se abre al día,
mientras el Ángelus
detiene el reloj escondido
que duerme en las penumbras
del espíritu. Sed de Ti,
amor tan grande.
El infinito paisaje
del archipiélago de la vida
se hilvana en el instante
que retienen mis ojos:
Presencia. Está aquí,
oculto en las entretelas
de la luz, respirando,
desde siempre.
Desea ser amado, es Amor.
Estás en Él, eres Él.
El agua eterna de su pozo
conduce a las moradas del cielo,
más allá de la muerte
y de las estrellas.
Fernando Alda Sánchez
¡Que lenguaje más exquisito!
ResponderEliminarDesde luego que sí. Es un poema muy hermoso
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