Buscar este blog

miércoles, 15 de mayo de 2019

Tierra de nadie

Tierra de nadie,

que ni el escorpión
o el lagarto
adivinan como morada:
duros pedregales,
arbustos de azufre,
lugar exacto para el juicio
final en este Apocalipsis
en el que el alma se consume
y apaga.
Nada habita la nada,
sólo sierpes de aire
anidan en este páramo
de zozobra. Soledad,
un misterio que adorna
cautivos matorrales
que nunca fueron
consuelo de la visión
ni solaz o esperanza del tiempo.
Tierra de nadie que nadie
cultiva, y el polvo
ensombrece
más aún en terrible penumbra.
Arenas inertes,
feldespatos, esquistos,
el gneis en estado`
puro, diminutos
arácnidos que devoran
silentes raíces,
y entre sus quelíceros
rueda el vacío,
la absoluta extinción.
Tierra de nadie bajo tus pies
cansados, rotos de caminos,
dueño y señor de este desierto,
ínsula que es de tus últimos
días, como hambre
alimentando el hambre,
calvario y estertor final,
esa agonía que desciende
como un saurio
vitriólico por la garganta.

Fernando Alda Sánchez


No hay comentarios:

Publicar un comentario