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martes, 17 de marzo de 2020

Arde la vanidad

Hay aparecidos en el aire.

Son visiones. Fondos
de escritorio del alma.
Monstruos escondidos entre sus pliegues.
Son historias no vividas,
vidas no contadas jamás.
Se quema el otoño en ocres
llamaradas, es la vanidad
ardiendo en tristes hogueras
de herrumbre,
como si la vida se extinguiese
para siempre,
gris en su carne mortal,
fogonazos y heridas,
negra tizne que oculta
almas y rostros,
la faz de un reptil,
el músculo y la resistencia
de las horas. Melancolía,
solo melancolía.
Llueve. La lluvia arrastra
sueños nunca soñados,
breves tizones apagados
por la oscuridad
victoriosa, desolación.
Sigue lloviendo.
Sigue el otoño.
La muerte también.

Fernando Alda Sánchez

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