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jueves, 2 de abril de 2020
Caminas
Desvencijada la noche,
sus muros apenas erguidos,
escombros de temor y deseo,
caminas.
Desnuda está la voz
que a nadie saluda,
que a los luceros convoca
y extraña con firmeza
inusitada, y es instante,
flor noctívaga,
una atracción de espinas
que hieren, de barcos
amarrados en muelles
de locura, de amores
nunca amados: es fiebre
por lo que tus sienes
galopa en corceles de hastío,
y muerde hasta el fémur
o desgarra velos, y lleva
tu signo, tu nombre,
y es desmemoria y lamento.
No habrá más noches ya
que apaguen los días,
ese lento desvivir que no es morir
en el presente,
colmada la espera
con un bagaje incierto:
un manto púrpura
vestirá tus desvelos,
el ansia de volar más y más alto,
mientras la noche va siendo demolida
en el derribo, en el acoso,
en este sin igual destierro.
Fernando Alda Sánchez
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