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jueves, 16 de abril de 2020

El modo de mirar el mundo



Es el modo de mirar el mundo

el que te hace más vulnerable,
sobre todo al leer la primera
página de un libro,
la primera línea, la letra
capitular, o el ver
agitarse los sauces ante el roce
del viento estival, apenas
una caricia en las sienes,
en el albor de las mejillas,
el sutil dibujo de los labios
al abrirse y pronunciar
un nombre buscado, el adjetivo
inmerecido, el resquebrajarse
de la noche, la mejor parte de lo mejor.
No es necesario sentir más,
basta el silencio, la presencia
de los seres creados,
el aliento del mundo
insuflando vida, respirar,
tener la conciencia de lo que existe,
la certeza de lo que es,
o simplemente un ramillete
de narcisos frescos en un búcaro,
junto a la ventana, cuando amanece el día
y todo es nuevo y recién estrenado.
Inventas la realidad mirando,
ventilando las habitaciones
de la nostalgia,
asomado al balcón de los deseos,
en los ojos una luz de primavera
que se descuelga desde los tejados
y es la emoción de abrir un fruto
carnoso, de saborear la pulpa
ardiente de la felicidad,
de ser feliz,
inocentemente feliz,
traspasadas las entrañas
por la serenidad de saberse
conforme con cuanto te rodea.

Fernando Alda Sánchez



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