Buscar este blog

jueves, 20 de junio de 2019

Campanarios incendiados

Dobla el bronce en un funeral

interminable desde los campanarios
incendiados, es la salutación
del duelo, la túnica con la que se visten
los días en el lentísimo
sucederse del dolor. Miras las cometas
planear sobre lo alto,
el viento combar sus varillas,
hincharse su vela,
acaso un sueño o una esperanza
que renacen en el simple
gesto de abrir una ventana
hacia el norte y respirar
la brisa.
Desde los ojos se descuelgan
lágrimas muy frías, transparencias
heladas que hablan
de pozos artesianos en los que habita
insondable el fondo
de las mareas de este mar eterno.
Hay pasillos que no acaban jamás,
túneles que se estrechan,
pasos tan angostos en los que no encuentras
una salida. Es la angustia un volcán
no extinguido y en su lava
contradictoria adivinas el futuro:
un paisaje desolado
el que amanece dentro de tus pupilas,
como si contemplases
caer la ceniza en lugar de la lluvia,
y junto a ti se alzase un patíbulo.

Fernando Alda Sánchez



No hay comentarios:

Publicar un comentario