Recuerda extraño en la distancia
que siempre se regresa,
que en los ojos queda lo vivido,
una brasa en el sueño
que habla de cúpulas y de ríos,
¿dónde las veredas que retornan?
No esfinges o dédalos entorpecen el paso
sino el miedo, la faz
cambiada, las arrugas.
Sonará la hora en el alba
con oscuras campanas: no lleves
nada, que nudosa rama de olivo
viejo aleje la caída: lágrimas de gozo
te indicarán cuándo has llegado.
Fernando Alda Sánchez
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