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jueves, 27 de junio de 2019

Tanto desamor

En la huella dactilar que deja

la música en el alma es donde
reside el código para la adivinación,
arúspice de tu propio
destino, como el rodar
de la grava en el lecho del torrente
en su descenso a los infiernos.
Buscar dentro de ti
como se buscan en un desván
los objetos que hemos desechado
y duermen entre el polvo y el olvido;
buscar azucenas entre los ásperos
cardos, calas prodigiosas
entre las grietas de la roca
más resistente; buscar
y tal vez hallar lo que no esperas,
lo que no deseas que sea encontrado,
el crimen misterioso que dejaste
oculto entre los rododendros,
bajo la tierra tupida en la que crecen
mágicos los asfodelos.
Es el mapa de una ínsula
solitaria que guarda un tesoro
ensangrentado, el último
oro producto de los más crueles
saqueos, metal
infame que codician
arrebatados los corsarios que se agolpan
en tu pecho agitado, tal vez la culpa
de tanto desamor, de tanta
renuncia y desmemoria. Si sólo fuera eso...


Fernando Alda Sánchez




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