1
Para ti cayó el esplendor de las ciudades,
la mirada de los hombres,
y ahora contemplas la noche
o el suceder de los días, mientras
entre las flores amargo brota el olvido
y te arde en los huesos la tristeza.
2
Esta mujer recuerda la pasión
prendida en sus manos, que enervara
lenguas de dolor o brazos de alabastro:
¿Qué el amor ahora sino una raíz
de tinieblas y saurios y el beso
cálido un liquen o silencio?
Fernando Alda Sánchez
Fernando Alda Sánchez
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