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jueves, 11 de julio de 2019

San Juan de la Cruz

Ardes de amor divino avivado

por leves ventalles,
y el alma desde su morada,
desea al Amado: nocturno
viaje del que sabe dónde hallar
consuelo.
Es la subida vereda o fuente
por medio de purísimas
ascuas o cántico
que enhebra el vuelo libre
de la alondra. Encendida
la visión de amor más alto,
libas cáliz en llamas y vinos
sagrados, y es el firmamento
espejo sonoro de tus ansias.
Transido de paz, sereno
abandonas los moldes carnales,
y alcanzas la comunión fecunda,
el último y solitario umbral.


Fernando Alda Sánchez




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