Hoy traigo a este blog, que ayer superó las diez mil visitas, en cuatro meses de vida, un libro hermosísimo como recuerdo a un poeta inclasificable, que siempre he guardado en la memoria como un rescoldo, como una brasa viva de lo que es la buena poesía, de lo que son los buenos versos, del oficio de poeta y del arte de escribir, de soñar, de creer.
"Alzado de la ruina", de Aníbal Núñez (Salamanca, 1944 - 1987), poeta, traductor, artista plástico, por tratar de definirle de alguna forma, que escribe unos versos de una rara belleza que cautiva desde el primer momento, sin fronteras, a mi entender, entre el poeta y el pintor.
Lo descubrí en los años 80 del pasado siglo, no recuerdo con exactitud, antes del 85, eso seguro, gracias a los amigos que estudiaban en la Universidad de Salamanca (yo estaba en la Complutense, en Madrid), por un poema de Aníbal que me deslumbró, y que había sido editado suelto, sobre la emblemática y modernista Casa Lys de la ciudad del Tormes. Fue como un flechazo:
"Colgante llamarada oblicua hacia poniente,
a qué tanto derroche de joya que claudica
como si más belleza, belleza más terrible
buscase en la caída lo que fue demasiado
para la sordidez de habitación y sueños
de los profanadores de los que te entregaron
al abandono, hierro en flor, tibio cadáver, templo
donde liba el reptil y la palmera,
como irónico emblema de la supervivencia,
no cede ante el embate de las humillaciones".
Se trata de un largo poema, de un maravilloso y bellísimo poema, como se han escrito pocos, que también esta incluido en "Alzado de la ruina", Hiperión, Madrid, 1983.
Metáforas, simbolismo, lírica profunda, el misterio de vivir y de crear, en poemas que incendian por su belleza, por la maestría en el lenguaje de quien lo lleva dentro, lo amasa y enciende. Así, en "De un palacio cerrado orientado hacia el este":
"Al misterio dejemos las puertas de servicio,
los muros al jardín inexpugnable
a ver qué dice la fachada: entra
sol por los artesones, un rayo no previsto,
símbolo movedizo de entendimiento fácil:
tautología vil del deterioro".
O en "Noticia de la hidra en la ciudad dorada":
"Altas, desatendidas celosías,
miradores vacantes, patria apenas
de palomas huidizas cuyo mensaje, roto,
quien percibe lector de ajenas rúbricas
de tinta desvaía sobre legajos secos:
os hundís, la madera se echa a volar, cornisas
agrietadas cobijan a malezas".
Es todo un "Alzado de la ruina", un tratado de hermetismo, un viaje esencial hacia los ojos de la poesía, una forma de asomarse al mundo muy personal.
Fernando Alda Sánchez
Os dejo la portada de una antología sobre su obra, por si queréis conocer otros poemarios del mismo autor, editada por Cátedra
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