velada en los ojos que nunca se borra:
únicamente una mirada hacia atrás, entre la lluvia,
y el viento te cubrió de sal: ¿por qué
maldita? Por recordar, quizá
el dolor, o la umbría de tu jardín,
o el cielo, o una ventana en la noche
que atrapa el verano. Hoy no estatua,
montaña sí, o duna,
acaso caravana, y en tu memoria
una voz de regreso, mas nadie te llora:
bastante fue la aflicción de Lot.
Fernando Alda Sánchez
Precioso Fernando. 😘
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Mayte. Me lees con buenos ojos. Un abrazo literario
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