Poeta esencial te decían cuando
clavaban tus versos en toscos
maderos de envidia,
de hoguera a hoguera,
amanecer y ocaso,
incendiado corazón
que en los corifeos se veneraba
con idolatría. Mas la infamia
cruel cebó en ti sus dagas
alevosas, fueron espejo las espaldas,
los abrazos se tornaron en espinas,
y hoy caído nadie te convoca
o anuncia y en desérticos
pagos expías el triunfo, la condena
arbitraria de todos cuantos
falsamente te amaron tanto
y ahora mancillan tu memoria.
Pérfida exhibición de vanidades,
hueca procesión de peleles
vacíos, solo estómagos
interesados que se abalanzan
sobre pesebres y ganancias.
Polvo inútil son ya,
fuego fatuo, restos
inservibles que el viento
olvida cando ejerce su dominio.
Desvencijada gloria,
insepulto ingenio,
mas ya las coronas de laurel
fueron vencidas
y no encuentran sienes
en las que ceñir lo vivido
su merecida proclamación,
el vulnerado acento
esdrújulo de lo que de ti
quedó en esta ínsula de amargura.
Solo diré tu nombre...
Fernando Alda Sánchez
No hay comentarios:
Publicar un comentario